viernes, 26 de abril de 2024

LECTURAS Y MEDITACIÓN DEL DÍA

 





Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 2, 1-10

Yo mismo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado.
También yo me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
Sabiduría, sí, hablamos entre los perfectos; pero una sabiduría que no es de este mundo ni de los príncipes de este mundo, condenados a perecer, sino que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria.
Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido; pues, si la hubiesen conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria.
Sino, como está escrito:
«Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman».
Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu; pues el Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios.

Salmo de hoy

Salmo 118, 99-100. 101-102. 103-104 R. Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero.

Soy más docto que todos mis maestros,
porque medito tus preceptos.
Soy más sagaz que los ancianos,
porque cumplo tus mandatos. R.

Aparto mi pie de toda senda mala,
para guardar tu palabra;
no me aparto de tus mandamientos,
porque tú me has instruido. R.

¡Qué dulce al paladar tu promesa:
más que miel en la boca!
Considero tus mandatos,
y odio el camino de la mentira. R.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 13-16

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?

No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.

Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.

Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.

Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielos».

Evangelio de hoy en audio

Reflexión del Evangelio de hoy

¿Cómo hizo brillar Pablo su luz? 

Este comentario de José Luis Sicre, nos puede ayudar a darnos cuenta, de que, sólo la persona que lleva a Cristo en las entrañas puede comunicarlo a sus hermanas y hermanos.

“Buscando una relación entre esta lectura y el evangelio, la luz con la que Pablo intenta iluminar a los corintios es la persona y el mensaje de Jesucristo. Pero la fuerza del texto recae en el modo de hacer brillar esa luz. La comunidad de Corinto había sido fundada por Pablo. Pero cuando apareció por allí Apolo, un judío convertido al cristianismo, encandiló a todos con su sabiduría y su excelente oratoria. Muchos terminaron prefiriendo a Apolo y su modo de transmitir el evangelio. Pablo reacciona con dureza, afirmando que él nunca quiso presumir de sabio o elocuente, sino anunciar a Jesucristo, y no de cualquier manera, sino en su aspecto más escandaloso: crucificado. «Para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios». (José Luis Sicre)

Sois la sal de la tierra y la luz del mundo  

Estos versículos del 13 al 16 forman parte del capítulo 5 que comienza con las bienaventuranzas. Palabras que nos perforan el alma, pues es la expresión  de lo vivido por Jesús de Nazaret; todo un  programa de vida para nosotras sus seguidoras. Son ellas las que nos harán, si las vivimos, esa “sal” que da sabor a la humanidad y esa “luz” que iluminará la historia.

Como dice J.A.Pagola: “Esta es la identidad de las personas seguidoras de Jesús. No vivirán para sus propios intereses. No han de pensar en su dinero, su prestigio o su poder. Su presencia en medio de las gentes será profética. Serán “la sal” que necesita la tierra y la “luz” que necesita el mundo. Introducirán la fuerza sanadora de Jesús y la luz de su proyecto del reino de Dios”.

¡Alumbre vuestra luz!, ¡Que brillen vuestras vidas, no vuestras doctrinas! Demostrar que es posible el amor y la compasión. Buscad la justicia de Dios. Sed mis profetas, no solo con palabra, sino, con vuestras obras.

Como recuerda el Papa Francisco: “La Iglesia-Comunidad de Jesús, no es una fortaleza cerrada, es una Iglesia-Comunidad en salida”. De manera que con esta esperanza,  podamos compartir esa luz que ilumina y esa sal que da sabor.

Toda la creación lleva dentro de sí la luz que la engendró y el sabor que da sentido a nuestro vivir.

SANTOS DEL DÍA



Santoral

Anacleto (Cleto), Santo
III Papa, 26 de abril ...

jueves, 25 de abril de 2024

LECTURAS Y MEDITACIÓN DEL DÍA

 



Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 5, 5b-14

Queridos hermanos:
Revestíos todos de la humildad en el trato mutuo, porque Dios resiste a los soberbios, mas da su gracia a los humildes. Así pues, sed humildes bajo la poderosa mano de Dios, para que él, os ensalce en su momento. Descargad en él todo vuestro agobio, porque él cuida de vosotros.
Sed sobrios, velad. Vuestro adversario, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quién devorar. Resistidle, firmes en la fe, sabiendo que vuestra comunidad fraternal en el mundo entero está pasando por los mismos sufrimientos. Y el Dios de toda gracia que os ha llamado a su eterna gloria en Cristo Jesús, después de sufrir un poco, él mismo os restablecerá, os afianzará, os robustecerá y os consolidará. Suyo es el poder por los siglos. Amén.
Os he escrito brevemente por medio de Silvano, al que tengo por hermano fiel, para exhortaros y para daros testimonio de que esta es la verdadera gracia de Dios. Manteneos firmes en ella.
Os saluda la comunidad que en Babilonia comparte vuestra misma elección, y también Marcos, mi hijo. Saludaos unos a otros con el beso del amor.
Paz a todos vosotros, los que vivís en Cristo.

Salmo de hoy

Salmo 88, 2-3. 6-7. 16-17 R/. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor

Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: «La misericordia es un edificio eterno»,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad. R/.

El cielo proclama tus maravillas, Señor,
y tu fidelidad en la asamblea de los santos.
¿Quién sobre las nubes se compara a Dios?
¿Quién como el Señor entre los seres divinos? R/.

Dichoso el pueblo que sabe aclamarte:
caminará, oh, Señor, a la luz de tu rostro;
tu nombre es su gozo cada día,
tu justicia es su orgullo. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Marcos 16, 15-20

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los once y les dijo:
«ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».
Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
Ellos se fueron a predicar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

Evangelio de hoy en audio

Reflexión del Evangelio de hoy

Cantaré eternamente tus misericordias, Señor

En la primera carta de San Pedro encontramos palabras de aliento y esperanza. Estamos celebrando la cuarta semana de Pascua en la que se nos vuelve a recordar nuestra necesidad de conversión, esa asignatura pendiente.

A pesar de haber atravesado por los cuarenta días de la Cuaresma, tiempo por excelencia de conversión como nos recordó el sacerdote al marcar la cruz en nuestra frente, hemos llegado hasta la celebración pascual con trabajo por realizar. Hemos intentando acompañar a Jesús en ese camino hacia la Cruz que recorrió con el corazón lleno de tristeza. Nosotros queremos ser amigos de Jesús y hemos meditado en las estaciones del Vía Crucis con el piadoso deseo de acompañar su dolor, apenados por su soledad. Nos sentimos conmovidos por las imágenes que hemos visto, sobre adornados tronos, por las calles de muchas ciudades y pueblos en las que lo santo y lo profano, se confunde y nos confunde. San Pedro nos advierte de la voracidad del tentador que desea cobrarse alguna presa, camuflado entre el gentío y la saturación sensorial que provoca todo exceso… y nos exhorta: ¡Resistid!

Hemos celebrado la Pascua, aunque seguimos asediados por señales preocupantes y confusas que nos llegan de todas partes. Las dolorosas guerras se prolongan y no vemos apenas gestos de buena voluntad entre dirigentes políticos que profieren públicamente amenazas en sus intervenciones públicas. Nada parece augurar el nuevo y necesario tiempo de paz.

El apóstol nos recuerda que el poder es del Señor y nos anima a mantenernos firmes, convencidos de que la última palabra la tiene su infinita misericordia y podemos cantar con el salmista como expresión de la alegría de nuestro corazón:

«Cantaré eternamente tus misericordias, Señor»

Id al mundo entero

Somos predicadores de la misericordia en un mundo lleno de violencia. Esta afirmación se la escuché al Padre Rodríguez Fassio en uno de los encuentros de Familia dominicana celebrados en Caleruega (Burgos) y me sirve como introducción al comentario del final del Evangelio de san Marcos. En él, se narra una de las apariciones de Jesús resucitado a los apóstoles. No se podía cerrar su Evangelio sin este añadido por el que conocemos su mandato y su envío: proclamad la alegría del Evangelio en el mundo entero, proclamadlo hasta que se os escuche en toda la creación. Parece un texto apresurado, además de necesario. Apresurado pues Jesús nos llama al seguimiento de su misión antes de su ascenso definitivo a los cielos. Antes de sentarse a la derecha de Dios nos envía a recorrer los caminos que él mismo había recorrido, instándonos a llegar más allá.

Estamos en la Pascua de la Resurrección del Señor, un nuevo tiempo de conversión en el que nos detenemos en las estaciones marcadas por los encuentros con Jesús resucitado: un nuevo camino de gozo, la nueva cuarentena que recorremos hasta la fiesta de la Ascensión. Alegrarnos sinceramente con Jesús resucitado es querer asociarnos a su gozo hasta hacerlo nuestro, algo bastante más extraño en nuestras prácticas piadosas que acompañar a Jesús en su dolor. Nuestra religión es la religión del gozo (Louis Evely). El Evangelio es la mejor noticia, esa que nos impele a abandonar nuestro asedio interior, nuestro desánimo y nuestra cabizbaja mirada, pues somos mensajeros de la alegría de la Resurrección.

La Ascensión del Señor es una fiesta porque Jesús no se marcha de nuestro lado. En el texto de los Hechos de los Apóstoles, san Lucas nos dice que una nube lo ocultó desapareciendo de la vista de los allí presentes, aunque solo de su vista. Se trata de una desaparición que augura una presencia oculta asociada a su promesa de no dejarnos solos. Y recuerdo las hermosas palabras de despedida de Jesús, tomadas del Evangelio de san Juan:

No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros (Jn. 14, 18-20)

Invocamos al Espíritu Santo deseando sinceramente su venida pues sabemos que los deseos de Dios, aposentadores son de Dios (San Juan de Ávila).

SANTOS DEL DÍA

 



Santoral

Marcos, Santo
Memoria Litúrgica, 25 de abril ...

miércoles, 24 de abril de 2024

LECTURAS Y MEDITACIÓN DEL DÍA



Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 12, 24 — 13, 5a

En aquellos días, la palabra de Dios iba creciendo y se multiplicaba. Cuando cumplieron su servicio, Bernabé y Saulo se volvieron de Jerusalén, llevándose con ellos a Juan, por sobrenombre Marcos.
En la Iglesia que estaba en Antioquía había profetas y maestros: Bernabé, Simeón, llamado Níger; Lucio, el de Cirene; Manahén, hermano de leche del tetrarca Herodes, y Saulo.
Un día que estaban celebrando el culto al Señor y ayunaban, dijo el Espíritu Santo:
«Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado».
Entonces, después de ayunar y orar, les impusieron las manos y los enviaron. Con esta misión del Espíritu Santo, bajaron a Seleucia y de allí zarparon para Chipre.
Llegados a Salamina, anunciaron la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos.

Salmo de hoy

Salmo 66, 2-3. 5. 6 y 8 R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben

Que Dios tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación. R/.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
y gobiernas las naciones de la tierra. R/.

Oh, Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga; que le teman
todos los confines de la tierra. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 12, 44-50

En aquel tiempo, Jesús gritó diciendo:
«El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí, ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas.
Al que oiga mis palabras y no las cumpla, yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, esa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo, lo hablo como me ha encargado el Padre».

Evangelio de hoy en audio

Reflexión del Evangelio de hoy

La misión, para ser feliz

Bernabé y Saulo, habían cumplido, parece, la misión encomendada y regresan a Jerusalén, es decir, al centro de la comunidad, al lugar donde dio comienzo el primer Aleluya de la historia. 

“Un día que estaban celebrando el culto al Señor y ayunaban, dijo el Espíritu Santo:

Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado».

 La fuerza del bien se manifiesta siempre en la unidad. El discernimiento comunitario acompañó siempre el camino de las primeras comunidades cristianas, la sinodalidad, fue la característica que identificó a aquel grupo de hombres y mujeres que siguieron al Galileo.  El Espíritu es la fuerza de ese amor y de esa unidad, donde el compromiso comunitario se transforma en misión; la misma comunidad, familia es una misión, una manifestación del amor Trinitario. “Oraban y ayunaban”.. Cuidar la comunidad es prioritario para no convertirla en “artífice de complot” donde se desencadena la lucha de poder, la envidia. Las aristas oscuras del mal, son la polilla corrosiva de la comunidad o de la familia que se ha dejado vencer por el mal. Dice que, “una vez escuchada y realizada la voz del Espíritu volvieron a orar y ayunar”. Fortalecieron la unión desde la raíz, la oración, la relación intima y sincera con el Señor, fortalece la unidad, es la vitamina que el amor necesita para ser feliz. Servir desde el bien y la bondad, desde la fidelidad y el amor no es fácil, todos recordamos el testimonio que Pablo da de sí mismo en el largo recorrido de su misión, por amor y fidelidad a Cristo: “días sin comer, noches sin dormir, cárceles, peligros, apaleamientos, un programa poco alentador para quien no siente en el corazón la fuerza del Espíritu. Un programa duro, es verdad, pero motivado por alguien, Jesús de Nazaret, que a través del Espíritu empuja a recorrer los caminos de la vida con esperanza, porque donde hay un resquicio de bondad de verdad y de belleza (en el sentido profundo de la palabra no en el estético) allí donde hay una soledad que acompañar o un sufrimiento que mitigar, una tristeza que iluminar, allí  está Dios, ahí hay una misión para ser feliz, ahí “Dios ha iluminado su rostro sobre nosotros”, como nos dice el salmo de hoy.

El grito que embellece

“En aquel tiempo, Jesús gritó diciendo”. Un relato evangélico denso, donde cada palabra nos adentra en el misterio y misión del Verbo, el compendio de su buena nueva:  El, es la imagen visible del Dios invisible, la Palabra de amor y misericordia pronunciada por el Padre sobre la humanidad cuando vio que la obra de sus manos era una obra muy buena. Por eso el grito de Jesús no es tanto un grito audible. Lo que estaba compartiendo con ellos, no era una simple parábola, o un discurso cualquiera, ¿quién de sus oyentes entendería este mensaje como para predicarlo a gritos?, ni los mismos apóstoles entendieron nada.  La palabra “gritó” aparece en los tres evangelios sinópticos en el momento de entregar su vida en las manos del Padre en la cruz. ¿Quién puede creer que un hombre torturado, desde el jueves en la noche, azotado, llevando una pesada cruz a lo largo de un trecho tendría fuerzas, clavado en la cruz, para gritar como un superhombre? . San Juan no menciona este grito de Jesús en la cruz, si lo menciona en el capítulo 7, 37-38 cuando invita a descubrir en El, el agua viva. El grito de Jesús tanto en los sinópticos como en san Juan es un grito Trinitario. Los evangelistas comparten la experiencia profunda de un Dios hecho carne, que asumió nuestro pecado y que murió y resucito para devolvernos la belleza original y presentarnos al Padre como su mejor trofeo. Al comenzar la cuaresma vimos como en el relato evangélico de las tentaciones Jesús, es llevado al desierto por el Espíritu, la misión de Cristo es una misión Trinitaria. El Padre le envía: “el Padre me ha dicho lo que he de decir... y sé que su mandato es vida eterna”. Es el grito del amor y la compasión. Es un grito “esencial”, está compartiendo su identidad más profunda, lo mas profundo de su ser, El y el Padre son una sola cosa, nos está abriendo el corazón y descubriendo su secreto, no da voces, habla desde el corazón fortalecido por el Padre para dar la vida hasta el extremo. “Lo que yo hablo lo hablo como me ha encargado el Padre”. Es el grito “cósmico” del corazón del Verbo, que ha roto las cadenas que esclavizan al mundo. Su misión es descubrimos desde su amor hasta el extremo el rostro del Padre en El: “el que me ve a mi ve al que me ha enviado”.

Nuestra misión como cristianos/as es amar hasta el extremo al que nos lleve la fidelidad a su amor y mostrar a través de esa fidelidad que Dios es Padre. Porque la resurrección no es el relato de un milagro sino la fuerza imparable de un Amor Trinitario que envuelve a la humanidad y la embellece.

 

SANTOS DEL DÍA

 



Santoral

Fidel de Sigmaringen, Santo
Memoria Litúrgica, 24 de abril...