lunes, 21 de octubre de 2013

CARTA PASTOTAL DEL SEÑOR OBISPO SOBRE LOS ARCIPRESTAZGOS








ÍNDICE
Página
Decreto de erección de los nuevos arciprestazgos
..................................................
5
Carta Pastoral (castellano)
I. Por vosotros y con vosotros
.................................................................................
7
II. La renovación arciprestal: Un camino recorrido, un camino por hacer
.............
8
III. Una mirada agradecida al pasado
.....................................................................
9
IV. Acoger con pasión el presente por amor al “hoy de Dios”
..............................
10
V. La “conversión pastoral” de nuestro Presbiterio
..............................................
13
VI. Una mirada a la experiencia de la Iglesia
.......................................................
14
VII. Para una nueva configuración de los Arciprestes
..........................................
15
VIII. Configuración viva y práctica de los Arciprestazgos
...................................
16
IX. Participación activa y constitutiva
..................................................................
19
X. Amate hanc Ecclesiam, estote in tali Ecclesia, estote talis Ecclesia
................
20
Carta Pastoral (galego)
I. Por vós e convosco
............................................................................................
23
II. A renovación arciprestal: Un camiño percorrido, un camiño por facer
..........
24
III. Unha mirada agradecida ao pasado
..............................................................
25
IV. Acoller con paixón o presente por amor ao “hoxe de Deus”
..........................
26
V. A “conversión pastoral” do noso Presbiterio
...................................................
29
VI. Unha mirada á experiencia da Igrexa
............................................................
30
VII. Para unha nova configuración dos Arciprestes
.............................................
31
VIII. Configuración viva e práctica dos Arciprestados
.........................................
32
IX. Participación activa y constitutiva
..................................................................
35
X. Amate hanc Ecclesiam, estote in tali Ecclesia, estote talis Ecclesia
................
36
Mapa de la Diócesis de Ourense (nueva división arciprestal)
..............................

Mis queridos amigos y hermanos en el sacerdocio:
I. Por vosotros y con vosotros.
1. En este año y medio que llevo viviendo entre vosotros, después de intentar
saludaros a todos los que he podido, de haberos escuchado y de ir conociendo la
realidad de esta Iglesia diocesana, día a día hago mías aquellas palabras del Doctor
de Hipona:
Por nuestra parte, nosotros que nos encontramos en este ministerio, del
que tendremos que rendir una peligrosa cuenta, y en el que nos puso el Señor según
su dignación y no según nuestros méritos, hemos de distinguir claramente dos co
sas completamente distintas: la primera, que somos cristianos, y, la segunda, que
somos obispos. Lo de ser cristianos es por nuestro propio bien; lo de ser obispos,
por el vuestro. En el hecho de ser cristianos, se ha de mirar a nuestra utilidad; en
el hecho de ser obispos, la vuestra únicamente

2. Esta tarea me resulta imposible llevarla a cabo porque supera mis fuerzas; de
ahí la necesidad que tengo de contar con aquellos colaboradores que hagan llegar
mi solicitud de Obispo y Pastor a todos los fieles de esta Iglesia y, de manera espe
cial a vosotros, los sacerdotes. Así os lo expresaba, recientemente:
Desde el primer
momento en el que inicié, con la ayuda del Señor, el ejercicio del ministerio episco
pal en esta Iglesia particular, me di perfecta cuenta de que, sin los sacerdotes ,no
sería capaz de realizar la misión para la cual la Iglesia me ha llamado porque, en
esta tarea de la Nueva Evangelización, vuestra ayuda me resulta imprescindible.
Sabéis bien, mis queridos hermanos y amigos que, sin vosotros, el Obispo poco

1puede hacer, pues como decía el doctor Juan de Ávila:
sin clérigos buenos y sa
bios, el obispo no puede más que ave sin alas para volar
2
. Por eso, con el corazón
en la mano - como un pobre de Jesucristo - pido vuestra colaboración y ayuda
3
.
3. Me animan mucho las palabras recientes del papa Francisco dirigidas a los
obispos italianos, el pasado 23 de mayo, al renovar la profesión de fe, que me invitan
a inclinarme y a servir a aquellos que debéis estar más cercanos a mi corazón porque
sois mis colaboradores inmediatos, los sacerdotes, con quienes formo una verdadera
familia sacramental
4
:
Ser Pastores quiere decir también disponerse a caminar en
medio y detrás del rebaño: capaces de escuchar el silencioso relato de quien sufre y
sostener el paso de quien teme ya no poder más; atentos a volver a levantar, alentar
e infundir esperanza. Nuestra fe sale siempre reforzada al compartirla con los hu
mildes: dejemos de lado todo tipo de presunción, para inclinarnos ante quienes el
Señor confió a nuestra solicitud. Entre ellos, reservemos un lugar especial, muy es
pecial, a nuestros sacerdotes: sobre todo, para ellos, que nuestro corazón, nuestra
mano y nuestra puerta permanezcan abiertas en toda circunstancia. Ellos son los
primeros fieles que tenemos nosotros Obispos: nuestros sacerdotes. ¡Amémosles!
¡Amémosles de corazón! Son nuestros hijos y nuestros hermanos

.
El camino espiritual y pastoral que juntos hemos de recorrer es el de la comunión,
propio de aquellos que viven o desean vivir insertos en el misterio de la Trinidad,
teniendo como ejes de su vida y ministerio la filiación, la fraternidad y la misión.
II. La renovación arciprestal:
Un camino recorrido, un camino por hacer.
4. Para mejor serviros, he acogido con esperanza y optimismo los estudios y las
reflexiones realizadas en los últimos años, por todos vosotros, bien personalmente,
o formando parte de los equipos arciprestales y los promovidos por la Vicaría de
Pastoral, con el fin de acertar a la hora de llevar a cabo una adecuada remodelación
de los Arciprestazgos, como paso previo a una planificación más humana y pastoral
de nuestra actividad ministerial. Entre los afanes pastorales más importantes que
ocupan mi corazón, desde el primer momento, han sido y siguen siendo la preocu
pación por la vida y el ministerio de los sacerdotes, su atención y cuidado personal,
su estado de salud, el cultivo de su vida espiritual y su actualización intelectual y
pastoral. Ya en mi primera carta pastoral dirigida a todos los fieles de esta Iglesia
particular de Ourense manifestaba:
Ruego al cielo, en este Año de la fe, que en la
medida de nuestras posibilidades, pensando con realismo pastoral, todos abramos
la inteligencia de nuestro corazón al proyecto de
restructuración de los Arciprestazgosy lacreación de Unidades pastorales, que ha sido presentado en el primerConsejo Presbiteral, en el que he tenido la gracia de estar presente. Todos estamos
implicados en esta tarea y sé bien que todo el Presbiterio diocesano lo está reclamando. El deseo de todos es acertar en la nueva restructuración.

III. Una mirada agradecida al pasado.
5. Es conveniente recurrir a la historia de nuestra Iglesia particular para compren-
der mejor la situación de nuestra pastoral diocesana. Hay testimonios vivos de la
pronta evangelización de las nobles tierras que integran esta Diócesis de Ourense;
de hecho, las circunscripciones pastorales que centran nuestra reflexión encuentran
sus raíces entre los siglos V y VI. Muy pronto aparece un delegado territorial del
Obispo que dirigía en su nombre las comunidades parroquiales que se encontraban
dispersas por el mundo rural, las comunidades que estaban situadas fuera de la
urbe, de ahí que al sacerdote que hacía las veces del Obispo se le denominaba
vicaarius foraneusa, más tarde: Arcipreste. El Obispo le encargaba a ese sacerdote la cura
de almas y un templo propio para la atención religiosa de los fieles que vivían fuera
del lugar en donde residía el Obispo. En torno a esta iglesia principal, con el paso
del tiempo, con el avance de la evangelización y el desarrollo de la vida cristiana,
gracias a la piedad y a la generosidad de los mismos fieles, se erigieron otros tem
plos, en torno a los cuales se fue construyendo un cementerio. Ya desde el siglo IX,
en algunos lugares quizás antes, se fueron determinando las principales funciones
del Arcipreste; prioritariamente se centraban en el cuidado y tutela del clero y de
sus parroquias, convocaban reuniones periódicas, visitaban personalmente las dis
tintas comunidades y mantenían informado al Obispo de todo aquello que afectaba
al clero y a las diferentes comunidades que conformaban su Arciprestazgo

6. Así como desde los primeros momentos del asentamiento de la cristianización
de nuestros pueblos, por necesidades pastorales, se van creando las estructuras de
las actuales parroquias, también hoy, al cambiar las circunstancias demográficas y
las necesidades pastorales, es necesario que sepamos dar una respuesta adecuada
a esta realidad. Sabemos que con el transcurso del tiempo los arciprestazgos y el
cometido del sacerdote que coordina las actividades de esa zona pastoral fueron
experimentando muchas modificaciones. En este último siglo y medio, de manera
especial en nuestra Diócesis, se ha pasado de 20 Arciprestazgos en 1851; a 37
en 1908. De 45 en 1956, durante el pontificado de Mons. Temiño Sáinz, a 28 en
1989. Fue precisamente Mons. Diéguez Reboredo, el día 9 de abril de 1989, quien
realizó la última modificación que estuvo en vigor hasta el momento presente. En
aquellas circunstancias, después de los estudios realizados, gracias a las numero
sas ordenaciones de las décadas de los años sesenta y setenta, eran muchos los
sacerdotes que prestaban su servicio pastoral en la Diócesis y fuera de ella. Por
aquel entonces, se podría llevar a cabo aquello que se oía decir:un cura por cada
parroquia.

IV. Acoger con pasión el presente por amor al “hoy de Dios”.
7. San Pablo escribiendo a los Romanos nos exhorta:
id transformándoos por
la renovación de vuestra mente, para que podáis discernir cuál es la voluntad de
Dios, lo mejor, lo que más le agrada, lo más perfecto
(12,2). Y esto que aplicamos
a nuestra vida personal y espiritual es Palabra de Dios también para la vida de
nuestra Iglesia particular y para su pastoral. El apóstol se está refiriendo no solo
a un cambio de ideas, sino a la capacidad de enfocar todo de otra manera, en la
perspectiva de la voluntad de Dios. Esta voluntad divina es una energía viva que
nos empuja siempre hacia adelante, que no nos permite permanecer atrapados a las
estructuras del pasado, válidas antaño, pero que no responden a la urgencia de la
caridad pastoral en nuestro tiempo. Para nosotros, la Palabra del Señor es el faro
luminoso que nos envuelve y empuja con su dinamismo. Hoy, más que nunca, la
Iglesia nos llama a los sacerdotes a dar un testimonio elocuente de comunión ecle
sial y a no olvidar que la santidad personal es una urgencia pastoral, de tal modo
que toda programación y restructuración en nuestra Diócesis debe inspirarse en
amor manifestado por el Buen Pastor (Cf.Jn. 13,35) y que he sintetizado, al inicio
mi ministerio entre vosotros, con elOmnia in Caritate
.
8. Los cristianos del primer momento, al igual que los de otras épocas, encon
traron el modelo paradigmático de toda renovación en las primitivas comunida
des cristianas (Cf.Hch. 2,42-47), de tal forma que supieron buscar y crear nuevas formas para evangelizar de acuerdo con las circunstancias. La reforma de los
Arciprestazgos, esta carta pastoral y todo mi ministerio quieren ser un verdadero
servicio a la fe apostólica y a su transmisión, llamado a ser siempre por su natura
leza un servicio de esperanza que mira adelante
8
. Os ruego, que también viváis así
vuestro ministerio en el momento presente, con pasión, confiados en la presencia de
Jesús resucitado, Cabeza, Pastor y Esposo de la Iglesia, también de esta Iglesia que
peregrina en Ourense, proyectándola hacia ese futuro lleno de esperanza del que
todos nosotros estamos llamados a ser cooperadores fieles y solícitos en lo pequeño
y cotidiano, con nuestra entrega sacerdotal.
9. ¿Por qué estimamos conveniente esta remodelación? Son muchos los motivos
que se han tenido en cuenta. Los estudios realizados en estos últimos veinte años
nos demuestran que la estructura, tanto demográfica como pastoralmente de nues
tra Diócesis, ha variado mucho. Con frecuencia, los sacerdotes responsables de las
parroquias del mundo rural lo manifestáis con crudeza y realismo: algunos
pueblos
quedan vacíos
durante gran parte del año y recobran cierta actividad en los meses
de verano, realidad que muchos sacerdotes ya tienen en consideración para progra
mar acciones pastorales que responden a esta variable poblacional.
10. Otro de los elementos que no podemos olvidar es el
descenso en las ordenaciones sacerdotales
que se viene experimentando en nuestra Diócesis, antaño rica
y fecunda en vocaciones al ministerio sacerdotal y a las diferentes formas de vida
consagrada. Esta realidad obedece a otra serie de factores a los que ya nos hemos
referido en otras ocasiones.
11. A esta constatación debería seguir - como diría el papa Francisco - la actitud
propia de los hombres de fe que buscan a Dios y que intentan reconocer sus signos
en la realidad presente que afecta a su existencia
9
 Es necesario apostar por otras formas de pastoral más adecuadas a las necesidades de nuestros pueblos y que no 
supongan un desgaste físico, psíquico y, sobre todo espiritual, del sacerdote. En
los últimos años, los pastores de la Iglesia han estudiado y reflexionado sobre esta
realidad. En algunos documentos oficiales de la Iglesia aparecen citadas las
Unidades pastorales
que vienen a ser definidas como una
plataforma pastoral para el
apostoladoque están formadas, por lo general, por varias parroquias, llamadas
por el Obispo a construir juntas una
comunidad misionera
eficaz, que trabaja en un
determinado territorio, en armonía con el Plan Diocesano de Pastoral. En realidad,
se trata de una forma de colaboración y de coordinación interparroquial, entre dos
o más parroquias limítrofes
11
.
12. Sin embargo, soy consciente de que estas estructuras obtendrán los resultados
deseados si se sitúan, sobre todo, en una dimensión funcional con relación a una
pastoral de conjunto, integrada y orgánica, en la cual las exigencias de comunión
y de corresponsabilidad se deben manifestar, de hecho, no solo en las relaciones
entre las personas y entre grupos distintos, sino también entre comunidades parro
-
quiales locales que, en ocasiones tienen sus
pequeñas intrahistorias
que dificultan
esta labor. De ahí que los pastores estemos llamados a la esperanza, a la paciencia
y, sobre todo, a una conversión personal, previa a todo cambio estructural, porque
sin ello este proyecto sería inviable.
13. Debemos, pues, ser pacientes y no perder la esperanza, mirando siempre
al futuro porque no es fácil encontrar otras soluciones adecuadas. Como bien sa
béis, también se habló de estas realidades en la XIII Asamblea General del Sínodo
de Obispos
12
.
En mi primera carta pastoral hacía mención a ellas, describiéndolas
como esa realidad pastoral que todavía no ha sido del todo bien definida, pero que
no puede ser una mera agregación de administraciones parroquiales, sino que es
necesario ir, paulatinamente, creando unidades de acción pastoral, con varios cen
tros de atención y de culto, en donde se haga presente la actividad de la Iglesia
13

Con estas nuevas estructuras pastorales, se pretende cuidar la vida y el ministerio
de los sacerdotes, lograr una pastoral más misionera, una atención más eclesial y
viva de nuestros fieles - menos funcionarial - una catequesis más adecuada a todos los niveles, sin descuidar la de adultos, y una mayor coordinación entre las diferentes entidades parroquiales para una mejor atención a los hombres y mujeres que
habitan nuestros pueblos.
V. La “conversión pastoral” de nuestro Presbiterio.
14. No olvidemos que
la conversión pastoral
de nuestras comunidades y de
todas las estructuras diocesanas nos está exigiendo que demos, llenos de coraje,
el paso de una pastoral de mera conservación a una decididamente misionera. Así,
será posible que
“el único programa del Evangelio siga introduciéndose en la historia de cada comunidad eclesial”
14
con nuevo ardor misionero, haciendo que la
Iglesia se manifieste como una madre que sale al encuentro, una casa acogedora,
una escuela permanente de comunión misionera
15
.
15. Se nos ofrece una perspectiva pastoral muy hermosa y esperanzada. El papa
Francisco nos pide que salgamos a las
periferias existenciales
, que no solo debemos
entender literalmente, sino que este pensamiento nos debe ayudar a abrir nuestra
inteligencia y, sobre todo, a romper los criterios de siempre que cristalizando nuestra
actuación nos impiden ser y actuar como esos auténticos pastores que hoy necesita
el Pueblo de Dios. Por otra parte, es necesario que los pastores no tengamos miedo
a ser un eco de la
ternura de Dios Padre
, instrumentos de paz y no generadores de
conflictos, tensiones o enfrentamientos entre los hermanos. Juntos podremos llevar
a cabo este proyecto que es el principio de un planteamiento pastoral diferente, más
adecuado para estos tiempos y para las personas que hoy reclaman nuestra atención.
16. Este nuevo proyecto eclesial nos ayudará a agilizar y enriquecer la
formación permanente y la atención espiritual y humana
de los sacerdotes de estas nuevas zonas pastorales. La actividad pastoral así concebida será más enriquecedora,
se potenciará más la eclesiología de comunión y la fraternidad sacerdotal, con la
ayuda mutua necesaria, sobre todo, en los momentos de dificultades y, cada uno de
los sacerdotes, de acuerdo con sus cualidades y capacidades, dentro de esta pastoral
de comunión podrá poner al servicio de esa zona pastoral todo lo mejor de cada
uno. No podemos olvidar nunca, en este sentido, el valioso consejo que nos ofrece
el papa Francisco:
el resultado del trabajo pastoral no se basa en la riqueza de los
recursos, sino en la creatividad del amor. Ciertamente, es necesaria la tenacidad,
el esfuerzo, el trabajo, la planificación, la organización, pero hay que saber ante
todo que la fuerza de la Iglesia no reside en sí misma, sino que está escondida en
las aguas profundas de Dios, en las que ella está llamada a echar las redes
16
.
17. Una vez sopesados estos datos, y viendo la necesidad de reordenar diversas
actividades pastorales, he querido proponer al
Consejo Presbiteral
esta reforma
que, con solo una abstención entre todos los presentes, fue aprobada por mayoría
absoluta. Es verdad que después de esta sanción de los representantes del Presbiterio Diocesano, algunos sacerdotes, muy pocos, manifestaron sus quejas ante la
supresión de algunos Arciprestazgos. No es fácil tomar una determinación que sea
aplaudida por todos; sin embargo, después de una conversación personal con varios
de ellos, sopesando sus razones, creemos que debemos mantener y llevar a cabo la
reestructuración refrendada por el Presbiterio como una tarea necesaria de cara a
una inmediata planificación pastoral renovada en su forma y en su fondo.
VI. Una mirada a la experiencia de la Iglesia.
18. Nuestras comunidades cristianas -y también los no creyentes, o aquellos
bautizados que poseen una fe muy débil- necesitan el testimonio apostólico de un
Presbiterio unido afectiva y efectivamente a Cristo, a su Obispo y entre ellos, de
tal modo que así se haga más elocuente el “rostro” auténtico de la Iglesia. En este
proceso de recepción y asimilación de la nueva configuración arciprestal, os invito
a contemplar brevemente algunos aspectos positivos que nos ofrece el testimonio
de las primeras comunidades cristianas. Ya desde el principio, la Iglesia primitiva
vio cómo los acontecimientos históricos, e incluso aquellos internos a las comunidades cristianas, sirvieron de ocasión para dar un paso adelante en su estructuración
(cf. Hch 6,1).
19. Quisiera hacer una lectura creyente de los orígenes misioneros de la Iglesia
para comprender mejor la función del Arcipreste en nuestra Iglesia particular. Me
resulta aleccionador este hecho: Bernabé es enviado por la Iglesia de Jerusalén como
persona de confianza y para apoyar oficialmente la evangelización en Antioquía.
Como hermano entre los hermanos, pero a la vez como
enviado
, se alegra con ellos
y les anima. Dice el texto de los Hechos de los Apóstoles:
en cuanto llegó y vio la
gracia de Dios, se alegró y exhortaba a todos a seguir fieles al Señor con el corazón
firme
(11,24). Posteriormente salió hacia Tarso para buscar a Saulo, y al encontrarlo
trabajaron unidos
en aquella Iglesia de Antioquía; es precisamente allí, y gracias a su
testimonio, donde los discípulos reciben por vez primera el nombre de
cristianos
.
20. El Arcipreste, con el Vicearcipreste, y con todos los sacerdotes de la misma
zona, han de ser los que salgan, en primer lugar, a la búsqueda de los hermanos, se
alegren con ellos y los animen. La Iglesia de Antioquía también albergaba en su
comunidad diversidad de carismas y funciones, al igual que cualquier Presbiterio
o Arciprestazgo. Antioquía es punto de partida para la misión, para la evangelización (Hch
13,2), que más adelante clarificará el texto comoabrir a los gentiles lapuerta de la fe
(14,27). Sin dejar de ser Jerusalén el centro, Antioquía es punto departida a lasperiferias
que se abren a la acción apostólica de Pablo y Bernabé. Así,en comunión con el Obispo, y de un modo concreto a través de su Arcipreste, elpresbítero ha de encontrar en su Arciprestazgo y en sus compañeros sacerdotes elgrupo de referenciapara su vida pastoral y fraterna, de tal modo que así se pueda ir
a aquellas comunidades que corren el riesgo de ser más alejadas, más desatendidas,
y por supuesto, a las
periferias en este proceso de nueva evangelización en el que
nos encontramos inmersos.
VII. Para una nueva configuración de los Arciprestes.
21. El Concilio Vaticano II, del que estamos celebrando los cincuenta años de su
inauguración, a partir de la reflexión eclesiológica que nos ofrece en sus hermosos
y profundos documentos, ha destacado el valor delcargo pastoral que desempeñan los Arciprestes en las diferentes zonas de la Iglesia particular. Posteriormentese reconocerá y, de algún modo, se desplegarán sus funciones, que no solo se reducen a asuntos puramente jurídicos, sino que se revaloriza su figura y se amplían
sus cometidos no solo en su relación con los sacerdotes, sino también con respeto a todos los agentes de pastoral que realizan su ministerio en un territorio determinado, de tal modo que así se puede llevar a cabo una pastoral de comunión y mejor organizada

. Algunos expertos en pastoral sostienen que, debido a las amplias
competencias que se le dan al Arcipreste, puede ser considerado como una especie de
vicario episcopal territorial
.
22. Por consiguiente, con la finalidad de que el Arciprestazgo sea una realidad
más viva y operativa, creo que no solo es necesario nombrar unArcipreste,
sino que, en aquellos lugares donde se precise, teniendo en cuenta la realidad geográfica y pastoral, para lograr una mayor conjunción de intereses y una vivencia más
auténtica de la comunión sacerdotal, así como una actividad pastoral más adecuada, se designará también unVicearcipreste
que será un sacerdote de esa zona
pastoral, designado por el Obispo, para que no solo sea miembro nato delEquipo
arciprestal, sino colaborador fiel e inmediato del Sr. Arcipreste, ayudándole en
cuestiones administrativas, en la gestión de los bienes inmuebles y de su inmatriculación,de las casas parroquiales, de los cementerios, etc. Asistirá a las reuniones
de la Asamblea de Arciprestes, con voz y voto, logrando así una mejor conjunción
de actividades.
VIII. Configuración viva y práctica de los Arciprestazgos.
23. Quisiera que el Arciprestazgo se configurase de una forma másviva y práctica:
1.- Tenemos que comprenderlo más que como una figura jurídica, como una realidad eclesial, y por tanto de misterio, comunión y misión, de ayuda fraterna y en
la que se pueda llevar a cabo una vivencia más auténtica de nuestro ministerio,
tan necesaria para los sacerdotes. No podemos seguir viviendo y trabajando solos, como si fuésemos islas, a veces con una autonomía pastoral que nos lleva a
experiencias poco eclesiales y, a veces, cargadas de una religiosidad muy subjetiva. Los nuevos tiempos que estamos viviendo pueden ayudarnos positivamente
a superar la tentación del individualismo, para proyectarnos hacia una viven del ministerio como pastores de un Presbiterio, encarnado de forma inmediata
y concreta en una comunidad presbiteral-arciprestal. Se trata deconvertirnos de una dispersión pastoral-motivada otrora por las causas ya señaladas- a una fraternidad apostólica más viva y operativa, en la que toda planificación pastoral sea fruto de una participación y ejecución responsable de la Programación Diocesana, adaptándola a la realidad propia de cada Arciprestazgo, Parroquia,Unidad Pastoral o Comunidad cristiana.
2.- Esta unidad pastoral arciprestal debe convertirse en:hogar,escuela
taller, animada y fortalecida por las virtudes y los valores que caracterizan y posibilitan la vida de todo cristiano, y de manera especial de un sacerdote, con el fin de
potenciar la comunión con Dios y con los hermanos: participación responsable,
sentido positivo de la existencia, diálogo, espíritu de discernimiento, apertura a
la corrección fraterna, conversión del corazón, fidelidad, oración, auténtico espíritu litúrgico, comunicación de bienes y esperanza.
3.- De acuerdo con la extensión geográfica se debería constituir una o varias
casas arciprestales para que sean esos hogares en donde los sacerdotes puedan encontrar un ámbito de habitabilidad y de atención humana, fraternal, intelectual y
espiritual, así como esos lugares adecuados que, en ocasiones, sirviesen para mejor vivir y llenar de autenticidad la soledad sacerdotalque a veces es ocasión y
causa de problemas en el ejercicio alegre del ministerio. Esas
casas arciprestales o de zona, en donde pueden vivir o ser atendidos los sacerdotes, serán escuelas de fraternidad sacerdotal, lugares de encuentro para la formación permanente, los
retiros espirituales y espacios de distensión con los hermanos sacerdotes.
4.- Esos centros pastorales serán talleres
en los que, no solo los sacerdotes hallarán un ámbito propicio para programar, evaluar actividades, aprender nuevos
métodos o técnicas aplicables a las necesidades pastorales, sino que, además,
serán centros de atención a los fieles de las diferentes parroquias que integran un
mismo Arciprestazgo.
5.- Es necesario que os esforcéis por mantener la comunión y la fraternidad sacerdotal entre todos los miembros que formáis parte del mismo Arciprestazgo respetar las particularidades de cada sacerdote y mantener el espíritu de unión y
colaboración sincera entre todos los presbíteros. Es imprescindible estar atentos
a cualquier signo de desunión y de crítica entre los compañeros de la misma zona
y del Presbiterio; esto supone estar dispuesto a dejarse acompañar por un equipo
plural - dentro de las normativas de la pastoral diocesana - para lograr un buen
funcionamiento de la zona pastoral. Si el cuidado material de la vida sacerdotal
es importante, mucho más lo es el acompañamiento espiritual. Procuremos lo
-
grar una mayor edificación entre presbíteros: dejarse acompañar y acompañar.
6.-Tanto el Arcipreste, como elEquipo Arciprestal,tienen que estar dispuestos
a lograr un clima de fraternidad, ayuda y respeto entre todos los sacerdotes del
Arciprestazgo, para ello deben esforzarse por favorecer la creación de lugares
y momentos de fraternidad, abiertos a todos los sacerdotes, ya sea a los de los
Arciprestazgos limítrofes, como a todo el Presbiterio Diocesano, animándolos a
la participación en los retiros y encuentros mensuales de formación, a la Misa
Crismal, en los Ejercicios Espirituales y en la festividad de san Juan de Ávila,
entre otros acontecimientos.
7.- La fraternidad sacerdotal bien vivida debe llevarnos a una mayor preocupación por los hermanos sacerdotes, sobre todo los enfermos y los que están
pasando alguna dificultad, sin descuidar a los hermanos jubilados que viven o
han desempeñado su ministerio en el Arciprestazgo. Los
miembros del Equipo
Arciprestal
estarán atentos para que los sacerdotes puedan ser acompañados en
sus visitas médicas, en sus enfermedades, preocupaciones y buscarles la ayuda
necesaria cuando deban, justamente, ausentarse. Necesitamos potenciar más el
espíritu de comunión y de fraternidad entre todos, para que los sacerdotes se
sientan queridos, aceptados y valorados.
8.- El sacerdote es por esencia el liturgo de la comunidad cristiana, esto quiere
decir que el Equipo Arciprestal debe procurar que las funciones religiosas secelebren según las normas previstas por la Iglesia, con nobleza, sencillez y fidelidad, como un servicio a la fe del Pueblo de Dios, comunicada como experiencia de gracia y gozo
23
. Preocúpense de ayudar a aquellos sacerdotes que más lnecesiten, para que tengan los elementos necesarios del culto divino ordenados,
limpios y diligentemente custodiados.
9.- Nuestra Iglesia particular es rica en formas de vida consagrada, ellos y ellas forman parte de la familia diocesana enriqueciéndola con sus carismas. El Equipo Arciprestal, en comunión fraterna con los consagrados presentes en el Arciprestazgo, ha de procurar una mutua colaboración en la acción pastoral, favoreciendosu integración en los consejos parroquiales y/o arciprestales. No podemos obviar que también los religiosos-sacerdotes forman parte del Presbiterio Diocesano. Por
su parte, los consagrados han de secundar el Plan Diocesano de Pastoral, así como las directrices pastorales establecidas en la Diócesis en comunión fraterna con los sacerdotes y en los consejos de las parroquias y arciprestazgos, donde estén debidamente representados y ejerzan, en mutua colaboración, su acción pastoral
26
.
10.- La Iglesia que peregrina en Ourense ha heredado un inmenso patrimonio
artístico-cultural, debemos preservar con fidelidad toda esa belleza de siglos,
para trasmitirla a las nuevas generaciones. Por ello el Equipo arciprestal deberá
mantener una mayor preocupación por los bienes de la Iglesia. Es necesario lograr su custodia, inmatriculación civil, su puesta en uso y adecuada utilización.
IX. Participación activa y constitutiva.
24. Para una mejor vivencia de la comunión eclesial es necesario que los Arciprestes asistan a la
Asamblea Arciprestal
. Esta realidad está constituida por el Colegio de Arciprestes
, institución que, en nuestra Iglesia particular, está muy viva.
Recuerdo con imborrable agradecimiento lo mucho que me ayudó este Colegio en
las primeras semanas de mi ministerio episcopal, ya que todavía no se había podido
constituir la Asamblea del Presbiterio Diocesano.
25. Para mí, eran momentos nuevos, realidades diferentes y, en aquellas delicadas circunstancias, me ha sido de gran ayuda a la hora de tomar las determinaciones
más oportunas que la urgencia de la situación reclamaba. Sé que la asistencia a esa
asamblea mensual puede suponer especiales sacrificios, pero os animo a que acudáis con presteza a este encuentro fraternal en donde se hace efectiva la comunión
entre el Presbiterio y el Obispo para reflexionar sobre las distintas tareas pastorales,
llevar a cabo las consultas adecuadas para un mejor desarrollo de mi ministerio y
buscar los cauces adecuados para promover la salvación de las almas
que es la suprema ley de la Iglesia, así como una mejor vivencia y desarrollo del don de nuestro ministerio sacerdotal. Todo ello contribuirá a vivir en el propio Presbiterio, en
comunión con el Obispo y a través de los Arciprestes, como en unlugar teológico
que fortalezca nuestro ministerio, haga efectiva nuestra misión y sirva para nuestra
santificación sacerdotal.
CONCLUSIÓN
X.
Amate hanc Ecclesiam, estote in tali Ecclesia, estote talis Ecclesia
27
26. Quisiera concluir diciéndoos que esta Carta pastoral
ha nacido de una profunda caridad,Omnia in Caritate,y de preocupación pastoral por nuestra Iglesiaen Ourense. Os invito a hacer vuestra esta exhortación, siempre apremiante, de SanAgustín:
Amad a esta Iglesia, estad en esta Iglesia, sed esta Iglesia.No caigamos
en la tentación de buscar realidades eclesiales inexistentes. Recordar la vida, historia y circunstancias que acompañaron el ejercicio del ministerio pastoral de este
Padre de la Iglesia latina, nos sirve de ayuda para que crezca, de forma efectiva y
afectiva, nuestro amor a esta porción del Pueblo de Dios en el que muchos habéis
nacido y todos deseamos servirla hasta el final de nuestra existencia. Debemos ser
conscientes de que todos nosotros, en virtud del ministerio que hemos recibido el
día en que nos impusieron las manos, participamos de ese amor íntegro, pastor esponsal de Jesucristo y estamos llamados a vivirlo con urgencia -porque
nos urge la caridad de Cristo
(2Cor5,14)- desde el discernimiento y la renovación eclesial fiel al proyecto de salvación querido por Dios Padre.
27. Os ruego que abráis la mirada contemplativa al proyecto de Dios Padre, al
corazón de Jesucristo y a la fuerza del Espíritu Santo que hace posible la espiritualidad de comunión, energía vital que es imprescindible en todo proyecto de reforma
diocesana y de remodelación pastoral para hacer realidad ese amor a la Iglesia Diocesana de la que nos habla el Doctor de Hipona. No es este un espiritualismo des
encarnado y ajeno a toda realidad, sino que se trata del fundamento más cierto de
nuestra misión, y la clave de su condición de posibilidad. De lo contrario, como ad
vertía ya Juan Pablo II, al inicio de este milenio
sin este camino espiritual de poco
servirían los instrumentos externos de la comunión. Se convertirían en medios sin
alma, máscaras de comunión más que sus modos de expresión y crecimiento
28
.
28. Os pido que acojáis esta carta en vuestro corazón de pastores, dispuestos a
dar la vida por esta Iglesia particular, con la generosidad que caracterizó a las Iglesias de Macedonia -a propósito de una colecta para sostener la Iglesia de Jerusalén-
que motivaron aquellas palabras del apóstol Pablo:
se dieron a sí mismos, primeroal Señor, y luego a nosotros, por ser voluntad de Dios
(2Cor8,5).
 Mi deseo para
vosotros es el mismo que manifestó y formuló magistralmente en su día, aquel gran
pontífice del siglo XX, marcando un camino y una meta para la identidad diocesana del sacerdote:
Cada uno debe sentirse feliz de pertenecer a la propia Diócesis.
Cada uno puede decir de la propia Iglesia local: aquí Cristo me ha esperado y me
ha amado; aquí lo he encontrado y aquí pertenezco a su Cuerpo Místico. Aquí me
encuentro dentro de su unidad
29
.
Que Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, nos ayude y proteja a nosotros
y a las comunidades que la Providencia nos ha encomendado.
En la ciudad de Ourense, a 8 de septiembre de 2013. Fiesta de la Natividad de
María.

+ J. Leonardo. Bispo de Ourense


No hay comentarios:

Publicar un comentario