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LAS ALMAS BENDITAS DEL PURGATORIO |
A menudo pienso en las almas del purgatorio. Son nuestras
hermanas. Su alegría y consuelo es saber que de allí
irán al cielo.
Los libros de espiritualidad suelen hablar del
purgatorio:
"Aunque no se nos hubiese transmitido por la Tradición desde
Cristo y los Apóstoles, la sola razón nos dice que
debe haber un proceso de purificación final que lave hasta
la imperfección más pequeña que se interponga entre el alma
y Dios".
"Es evidente que nadie sabe cuánto tiempo dura
el purgatorio para un alma. Lo cierto es que el
alma del purgatorio no puede disminuir o acortar sus sufrimientos.
Los que aún vivimos en la tierra sí podemos ayudarlas
implorando la misericordia Divina".
Por eso debemos acordarnos e interceder,
pidiendo su encuentro con Dios.
Podemos hacerlo, "está a nuestro
alcance", y es tan sencillo... ofreciendo nuestras oraciones, nuestras enfermedades,
las pequeñas mortificaciones, las misas en las que participamos con
verdadera devoción; ganando indulgencias para ellas.
A muchos santos se
les aparecían las almas del purgatorio y les rogaban que
intercedieran por ellas. A los días, cuando iban gozosas en
su tránsito al Paraíso, pasaban para agradecer esta ayuda maravillosa.
Recuerdo una noche en que entré a un sitio católico
en Internet. Allí conversamos sobre muchos temas y decidimos que
cada uno contaría una experiencia singular. Esta fue la que
más me impresionó, porque fue un gesto desprendido de amor.
"Mi mamá nos enseñó desde pequeños a rezar por las
almas benditas del Purgatorio. Por eso, cada vez que puedo
lo hago. Así ocurrió durante la Primera Comunión de mi
hija. Al momento que el sacerdote elevaba la Hostia Consagrada,
le pedí al Señor su gracia por aquella alma que
estuviese más necesitada de Su Misericordia. Al terminar la Misa
regresamos a casa. Entrando en la sala sentí como una
suave brisa y una voz agradable, que al oído me
susurró: “gracias´".
San Josemaría Escrivá nos dejó esta hermosa reflexión:
"Las ánimas benditas del purgatorio... Por caridad, por justicia, y
por un egoísmo disculpable, ¡pueden tanto delante de Dios! Tenlas
muy en cuenta en tus sacrificios y en tus oraciones.
Ojala cuando las nombres puedas decir: ´Mis buenas amigas, las
almas del purgatorio...´"
Esta noche, querido lector, no te acuestes
sin acordarte de tus hermanas, las almas benditas del purgatorio.
Esperan con tanta ilusión que reces y pidas ellas, que
pidas mucho, para que Jesús las lleve al Paraíso.
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