Día 3. -LA
CORONA DE ESPINAS
Si observas al
Corazón de Jesús, pruebas un sentimiento de pena. Es coronado de espinas, mana sangre, es
traspasado su Corazón. Es el símbolo de la vida de Jesús. Nacido en medio de
sufrimientos, abraza al dolor, abraza una cruz, la lleva al Calvario, muere crucificado.
Jesús valora el
dolor y crea una escuela: "Quien quiera venir en pos de mí, tome su cruz"
(Mt.16,24). Es una frase un poco amarga, un poco triste, pero es así. El dolor cristiano
está para purificar, para santificar las almas.
La cruz que Él te
da es aquella que es buena para ti. Trata de tener devoción a tu cruz; ámala, como la
amaron los Santos, como la amó Jesús.
¡Oh Corazón de Jesús, rasgado por el hierro de la lanza! Me pesa de los
pecados que he cometido contra ti con mi apego y afición a los bienes de
la tierra.
Padrenuestro ...
Padrenuestro ...
Oración final. Oh Dios omnipotente, te pedimos que mires el inmenso amor
del Corazón de tu amado Hijo Jesús, para que te dignes aceptar cuanto
hacemos para tu mayor honra y gloria y en satisfacción de nuestros
pecados. Te lo pedimos por los méritos infinitos de tu Hijo, que contigo
vive y reina en unión del Espíritu Santo. Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
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