jueves, 8 de mayo de 2025

LECTURAS Y MEDITACIÓN DEL DÍA

 



Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 8, 26-40

En aquellos días, un ángel del Señor habló a Felipe y le dijo:
«Levántate y marcha hacia el sur, por el camino de Jerusalén a Gaza, que está desierto».

Se levantó, se puso en camino y, de pronto, vio venir a un etíope; era un eunuco, ministro de Candaces, reina de Etiopía e intendente del tesoro, que había ido a Jerusalén para adorar. Iba de vuelta, sentado en su carroza, leyendo al profeta Isaías.

El Espíritu dijo a Felipe:
«Acércate y pégate a la carroza».

Felipe se acercó corriendo, le oyó leer el profeta Isaías, y le preguntó:
«¿Entiendes lo que estás leyendo?».

Contestó:
«Y cómo voy a entenderlo si nadie me guía?».

E invitó a Felipe a subir y a sentarse con él. El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era este:
«Como cordero fue llevado al matadero,
como oveja muda ante el esquilador,
así no abre su boca.
En su humillación no se le hizo justicia.
¿Quién podrá contar su descendencia?
Pues su vida ha sido arrancada de la tierra».

El eunuco preguntó a Felipe:
«Por favor, ¿de quién dice esto el profeta?; ¿de él mismo o de otro?».

Felipe se puso a hablarle y, tomando píe de este pasaje, le anunció la Buena Nueva de Jesús. Continuando el camino, llegaron a un sitio donde había agua, y dijo el eunuco:
«Mira, agua. ¿Qué dificultad hay en que me bautice?».

Mandó parar la carroza, bajaron los dos al agua, Felipe y el eunuco, y lo bautizó. Cuando salieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe. El eunuco no volvió a verlo, y siguió su camino lleno de alegría.

Felipe se encontró en Azoto y fue anunciando la Buena Nueva en todos los poblados hasta que llegó a Cesarea.

Salmo de hoy

Salmo 65, 8-9. 16-17. 20 R/. Aclamad al Señor, tierra entera

Bendecid, pueblos, a nuestro Dios,
haced resonar sus alabanzas,
porque él nos ha devuelto la vida
y no dejó que tropezaran nuestros pies. R/.

Los que teméis a Dios, venid a escuchar,
os contaré lo que ha hecho conmigo:
a él gritó mi boca
y lo ensalzó mi lengua. R/.

Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica
ni me retiró su favor. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 44-51

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado, Y yo lo resucitaré en el último día.

Está escrito en los profetas: “Serán todos discípulos de Dios”. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí.

No es que alguien haya visto al Padre, a no ser el que está junto a Dios: ese ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree tiene vida eterna.

Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera.

Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre.

Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo».

Evangelio de hoy en audio

Reflexión del Evangelio de hoy

No dar nada por sabido

No nacemos sabiendo todo, como ya sabemos, el ser humano, a pesar de ser considerado el ser vivo más inteligente, con capacidad de razonar, necesita mucho tiempo para llegar a ser capaz de hacerlo por sí solo, para aprender y asimilar tanto conocimiento que le ayuda a ser autónomo y responsable de sus actos.

A veces, cuando ya llegamos a la época de la juventud, creemos que nos lo sabemos todo, que podemos tomar decisiones y no equivocarnos nunca, pero esto no siempre se cura con la edad, sino que, a veces se agudiza, tratando a los demás como ignorantes, en vez de mantener la mente abierta para aprender de cada experiencia, de las personas con las que nos encontramos en la vida.

Hace poco en la cola de facturación de un aeropuerto me encontré con una persona a la que le estaban dando indicaciones para que se pusiera en la fila correcta, dichas indicaciones se las daban otros pasajeros y esta persona lejos de atender a lo que le decían, no dejaba terminar las frases y daba sus propias respuestas que, eran erróneas, pero no pensaba atender al resto.

Si vamos por la vida creyendo, o llegando a afirmar, que nuestro punto de vista es el correcto, que los demás son los que no saben de lo que hablan, probablemente los errores serán más grandes, gracias a nuestra arrogancia y a la misma ignorancia. Si, por el contrario, abrimos los oídos, la mente, incluso el corazón, a lo que nos pueden aportar otras personas o las experiencias que vamos viviendo, puede que la arrogancia se convierta en humildad, la ignorancia en aprendizaje y salgamos mejor parados ante las diferentes situaciones con las que nos encontramos.

Saber escuchar, saber hablar, saber atender y aprender, mantener la capacidad de atención bien dispuesta, con convicciones, pero sin creernos en posesión de la verdad, son posturas y actitudes que ayudan a llegar más lejos y mejor a nuestra meta.

¿Cuál es tu posición ante la realidad que te rodea? ¿Prefieres escuchar o dejar claro lo que tú planteas sin plantearte otras posturas? ¿Dónde quieres colocarte?

Fuerzas para el camino

A veces necesitamos fuerzas para continuar nuestro camino, para llegar a nuestra meta, para alcanzar nuestro objetivo. Nuestras fuerzas no son suficientes para levantarnos de las caídas, hasta Jesús, camino del Calvario, necesitó de la ayuda de otros para cargar con la Cruz.

En todo momento tenemos la ayuda de Dios para ayudarnos a levantar, Él no nos levanta, nos pone posibles soluciones, colaboraciones para que podamos adquirir las fuerzas y levantarnos, hay algo que tenemos que hacer nosotros, escuchar su Palabra.

Esa Palabra viva es Jesús, es el Pan que nos da la vida, es la fortaleza que nos ayuda a salir de nuestras situaciones difíciles, el que nos da paz a la hora de tomar decisiones, nos enciende la luz en medio de la oscuridad.

Si nos fijamos bien, las personas que descubre ese Pan vivo en su vida, que escuchan la Palabra, a pesar de las dificultades que se les han planteado, han podido vivir una vida plena, nos han mostrado un camino que lleva a descubrir la paz y la Verdad.

Abre los oídos, extiende tus manos, saborea esa Palabra que es Pan de vida y levántate para ponerte de nuevo en camino.

¿Qué escuchas en tu vida? ¿De dónde sacas las fuerzas para levantarte? ¿Te rindes en la primera caída?

SANTOS DEL DÍA

 



Santoral

Bonifacio IV, Santo
LXVII Papa, 8 de mayo...

miércoles, 7 de mayo de 2025

LECTURAS Y MEDITACIÓN DEL DÍA

 



Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 8, 1b-8

Aquel día, se desató una violenta persecución contra la Iglesia de Jerusalén; todos, menos los apóstoles, se dispersaron por Judea y Samaria.

Unos hombres piadosos enterraron a Esteban e hicieron gran duelo por él.

Saulo, por su parte, se ensañaba con la Iglesia; penetrando en las casas y arrastrando a la cárcel a hombres y mujeres.

Los que habían sido dispersados iban de un lugar a otra anunciando la Buena Nueva de la Palabra. Felipe bajó a la ciudad de Samaria y les predicaba a Cristo. El gentío unánimemente escuchaba con atención lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los signos que hacía, y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados se curaban. La ciudad se llenó de alegría.

Salmo de hoy

Salmo 65, 1-3a. 4-5. 6-7a R/. Aclamad al Señor, tierra entera

Aclamad al Señor, tierra entera;
tocad en honor de su nombre,
cantad himnos a su gloria.
Decid a Dios: «¡Qué terribles son tus obras!» R/.

Que se postre ante ti la tierra entera, que toquen en tu honor,
que toquen para tu nombre. Venid a ver las obras de Dios,
sus temibles proezas en favor de los hombres. R/.

Transformó el mar en tierra firme,
a pie atravesaron el río.
Alegrémonos con él,
que con su poder gobierna enteramente. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 35-40

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás; pero, como os he dicho, me habéis visto y no creéis.

Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado.

Ésta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día.

Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día».

Evangelio de hoy en audio

Reflexión del Evangelio de hoy

Se desató una violenta persecución

Es la historia continua de la Iglesia. Las persecuciones siempre han estado presentes desde el primer momento. Cristo es una imagen incómoda y parece que siempre molesta a algunos, generalmente, poderosos. Saulo es uno de los más encarnizados perseguidores de los fieles de Jesús. No debemos olvidar que Jesús había sido ejecutado en defensa de una presunta fidelidad a la Ley y al Templo. Una circunstancia que se dio, se da, y se dará a lo largo de la historia. Siempre aparecerá algún iluminado que, creyéndose el brazo de Dios, se constituirá en “defensor de la fe”, y, en nombre de Dios llegará a cometer tremendas barbaridades, seguramente con la mejor de las intenciones, pero lejos de la verdad. No tenemos que caminar mucho en el tiempo ni el espacio, para encontrarnos una comunidad de monjas de clausura que se declaran contrarias al papa actual y a sus antecesores; hace unos días un sacerdote fue apaleado en una ciudad andaluza. Otro día un hombre trepó al altar de San Pedro, en pleno Vaticano tirando al suelo el crucifijo y los candelabros que lo presidian. La furia anti-cruces desatada en las autoridades de tantos pueblos y ciudades, ¿no van por ese camino?

Sin embargo la Iglesia de Cristo sigue progresando, aunque no haya ningún Felipe haciendo curaciones. Cristo está presente en nuestra historia, en nuestro tiempo y, sus enemigos no ganarán la partida, aunque, de momento, lo parezca. Puede que haya que esperar, como me dijo un sacerdote diocesano, que se destruya el templo, pera que renazca la Iglesia. Al final, Christus Vincit. Yo, al menos, no lo dudo y lo espero.

Pero como os he dicho me habéis visto y no creéis

Esta es la cuestión: Cristo está a nuestro lado, nos habla, nos da signos, pero no los terminamos de ver. Cada día despertamos ¡vivos!, ¡primer milagro diario!; abrimos los ojos y la luz del día nos inunda, pero nos pasa desapercibido este segundo milagro, también diario. Puede que en nuestra ventana haya una maceta florecida, y, ahí, tendremos otro milagro. Pronto oiremos la vida a nuestro alrededor y ya los milagros son incontables y se suceden sin solución de continuidad, pero nos cuesta ver la mano de Dios en todos y cada uno de ellos. ¡Son tantos que los “vemos y no creemos”!

En el fragmento que leemos hoy, se repiten dos frases, en español iguales, en arameo no sé cómo sonarían, pero en ambas Jesús nos dice: “¡… y yo lo resucitaré en el último día!” Esto del “último día” siempre me ha traído problemas: ¿Dónde está el último día? Creo que serán miles las homilías en las que se me identifica ese último día con un fin del mundo total y absoluto, para todos y cada uno. Un día en el que resucitaremos todos los buenos, algunos dicen: “con los mismos cuerpos y almas que tuvimos”. ¿Qué tuvimos cuándo?, porque mi cuerpo octogenario no sé si me anima a esa resurrección, y esperar tanto tiempo se me hace largo...

Si cuando cierro los ojos a esta vida humana me integro en la “Eternidad” de Dios, ¿tendré que seguir, no sé dónde y no sé cómo, esperando esa resurrección universal o ya estaré en ese eterno “ahora” de Dios y, por lo tanto, resucitado?

Hace cinco largos años, murió mi esposa, unos días antes de celebrar nuestras boda de oro. En su “funeral”, pedí al celebrante que evitara el color morado, le dije que no creía en la muerte, pero sí en la resurrección. Todos los que nos acompañaban en aquella celebración pudieron escuchar a un viudo, con su esposa aún insepulta, que daba gracias a Dios por los años vividos juntos, por los hijos y nietos todos presentes en el acto, y porque sabía que ella ya estaba resucitada al lado del Padre. Aunque las lágrimas estuvieran presentes y la voz se quebrara en algunos momentos, aquel canto de vida y esperanza resonó en muchos oídos y en algunos corazones.

¡Aclama al Señor tierra entera!

SANTOS DEL DÍA

 



Santoral

Rosa Venerini, Santa
Virgen y Fundadora, 7 de mayo...

lunes, 5 de mayo de 2025

LECTURAS Y MEDITACIÓN DEL DÍA

 



Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 7, 51 — 8, 1a

En aquellos días, dijo Esteban al pueblo y a los ancianos y escribas:
«¡Duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros siempre resistís al Espíritu Santo, lo mismo que vuestros padres. ¿Hubo un profeta que vuestros padres no persiguieran? Ellos mataron a los que anunciaban la venida del Justo, y ahora vosotros lo habéis traicionado y asesinado; recibisteis la ley por mediación de ángeles y no la habéis observado».

Oyendo sus palabras se recomían en sus corazones y rechinaban los dientes de rabia. Esteban, lleno de Espíritu Santo, fijando la mirada en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios, y dijo:
«Veo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios».

Dando un grito estentóreo, se taparon los oídos; y, como un solo hombre, se abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo. Los testigos dejaron sus capas a los pies de un joven llamado Saulo y se pusieron a apedrear a Esteban, que repetía esta invocación:
«Señor Jesús, recibe mi espíritu».

Luego, cayendo de rodillas y clamando con voz potente, dijo:
«Señor, no les tengas en cuenta este pecado».

Y, con estas palabras, murió.

Saulo aprobaba su ejecución.

Salmo de hoy

Salmo 30. 3cd-4. 6 y 7b y 8a. 17 y 21ab R/. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu

Sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame. R/.

A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás.
Yo confío en el Señor.
Tu misericordia sea mi gozo y mi alegría. R/.

Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame por tu misericordia.
En el asilo de tu presencia los escondes
de las conjuras humanas. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 30-35

En aquel tiempo, el gentío dijo a Jesús:
«¿Y qué signo haces tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Pan del cielo les dio a comer”».

Jesús les replicó:
«En verdad, en verdad os digo: no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo».

Entonces le dijeron:
«Señor, danos siempre de este pan».

Jesús les contestó:
«Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás».

Evangelio de hoy en audio

Reflexión del Evangelio de hoy

Veo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios

Una súplica se eleva a Dios en este tercer martes de la cincuentena pascual: “La luz de tu verdad. ¡oh Dios! guíe a los que andan extraviados…”. Una súplica, que a todos nos integra y hace ver la necesidad de la luz de Cristo, que es la Verdad, y el único que nos conduce al Padre. Esa luz es la que lleva al camino de la santidad. Pero además se añade: “concede a todos los cristianos rechazar lo que es indigno de ese nombre y cumplir cuanto en él se significa”. A veces pasamos de puntillas sobre la oración colecta de la Misa y perdemos la oportunidad de fijarnos cómo nos centra en la escucha de la Palabra.

Esteban lleno de Espíritu Santo…

El testimonio y martirio de Esteban, relatado por Lucas, resalta el extravío que viven el pueblo, los ancianos y los escribas. La denuncia del comportamiento de ellos, en sintonía con el de sus padres, brota de los labios de Esteban como una llamada a considerar qué lejos se encuentran del Dios de la alianza y de su cerrazón a tomar en cuenta lo que Jesús les ha venido enseñando. “Duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oídos…”. El signo de la alianza carece de valor en ellos, por lo que señalará también: “siempre resistís al Espíritu Santo…”. Apegados a un determinado modo, como si la fidelidad a la alianza pudiera vivirse quedando estancados en un momento, sin entender que el Espíritu no solo guía, sino que sostiene y empuja a ir hacia adelante. Esa fijación es muestra de infidelidad.

Esteban con la fuerza del Espíritu pondrá ante ellos lo que está viendo: “Veo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios». Este testimonio sobre Jesucristo, al que ellos, no sólo lo han rechazado, sino que lo “han traicionado y asesinado”, provoca en ellos, no la conversión, sino la reafirmación del rechazo, con lo que se evidencia, aún más, cómo resisten a la acción del Espíritu Santo. Ya lo había anunciado Jesús: Llegará el día en el que los que os den muerte creerán que dan culto a Dios. Esas palabras de Jesús y su ejemplo, nos alientan en medio de las dificultades que la misión evangelizadora presenta. Para eso nos dejó su Espíritu, para que perseveremos en el anuncio de su salvación, con la palabra y con la vida.

A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

Esta misma oración elevó Jesús en la cruz. Esa disposición de ánimo que manifiesta, ha de ser asumida por los discípulos. Lo hizo Esteban y tendremos que hacerlo nosotros también. Y eso será posible en la medida que, llenos de Espíritu Santo, nos dejemos unir en Cristo y por él.

El salmista pone de manifiesto la actitud del que se deja iluminar y conducir por él. Hay plena confianza en los duros momentos. Así como sostuvo a su elegido, sostiene también a los que, unidos a él, viven y actúan como él.

Su presencia ampara y protege en medio de las conjuras humanas. Así lo hemos visto en Jesús y atendiendo a su fidelidad hasta las últimas consecuencias, aprendemos que todos en él tenemos el modelo a seguir.

¿Cuál es tu obra?

El capítulo sexto del evangelio de Juan, proclamado en la Pascua, nos lleva a profundizar en el acontecimiento pascual que se actualiza en cada Eucaristía. La pregunta que hacen a Jesús, aquellos que han comido pan hasta hartarse, busca entender, pero en línea de continuidad con la experiencia de Israel con el maná en el desierto. Jesús les hará ver que no fue Moisés el que les dio a comer pan del cielo. Aquello era sólo signo del verdadero Pan bajado del Cielo.

La obra de Jesucristo, por la que preguntan, es hacer visible y palpable el amor solícito del Padre, que manifiesta lo definitivo de su amor al darnos a su propio Hijo y será él el verdadero Pan del Cielo. Este Pan es el que da la vida al mundo. Y así como la mujer de Samaría pidió el agua que Jesús ofrecía, éstos pedirán ahora que se les dé este mismo Pan.

La ruptura, por un  salto hacia adelante, se ha de producir. Si del agua del pozo de Jacob, en Sicar, se ha de pasar al agua viva que él otorga y hace referencia al Espíritu que nos dará en la Pascua, toca ahora pasar del maná recibido por medio de Moisés, al pan que Jesús nos dará y que contiene la vida eterna.

La respuesta de Jesús es sugerente: “Yo soy el pan de vida. El viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed”. Y como cada vez que celebramos el Memorial, se actualiza su entrega, estas palabras nos ayudan a comprender la necesidad que tenemos de ser sostenidos por él.

¿Tenemos necesidad de este Pan?

¿Cómo se desarrolla nuestra vida sostenida por este alimento?

SANTOS DEL DÍA

 



Santoral

Domingo Savio, Santo
Memoria litúrgica, 6 de mayo ...

domingo, 4 de mayo de 2025

LECTURAS Y MEDITACIÓN DEL DÍA

 



Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 6, 8-15

En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba.

Entonces indujeron a unos que asegurasen:
«Le hemos oído palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios».

Alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y, viniendo de improviso, lo agarraron y lo condujeron al Sanedrín, presentando testigos falsos que decían:
«Este individuo no para de hablar contra el Lugar Santo y la Ley, pues le hemos oído decir que ese Jesús el Nazareno destruirá este lugar y cambiará las tradiciones que nos dio Moisés».

Todos los que estaban sentados en el Sanedrín fijaron su mirada en él y su rostro les pareció el de un ángel.

Salmo de hoy

Salmo 118, 23-24. 26-27. 29-30 R/. Dichoso el que camina en la ley del Señor

Aunque los nobles se sienten a murmurar de mí,
tu siervo medita tus decretos;
tus preceptos son mi delicia,
tus enseñanzas son mis consejeros. R/.

Te expliqué mi camino, y me escuchaste:
enséñame tus mandamientos;
instrúyeme en el camino de tus mandatos,
y meditaré tus maravillas. R/.

Apártame del camino falso,
y dame la gracia de tu ley;
escogí el camino verdadero,
deseé tus mandamientos. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 22-29

Después de que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el mar.

Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar notó que allí no había habido más que una barca y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos.

Entretanto, unas barcas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan después que el Señor había dado gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.

Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo has venido aquí?».

Jesús les contestó:
«En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a este lo ha sellado el Padre, Dios».

Ellos le preguntaron:
«Y, ¿qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?».

Respondió Jesús:
«La obra de Dios es esta: que creáis en el que Él ha enviado».

Evangelio de hoy en audio

Reflexión del Evangelio de hoy

Estar en Cristo

Se ha dicho que vivir la Pascua es “Estar en Cristo”. “Estar en Cristo es acompañar, es escuchar, es trabajar, es morir y vivir en él; es ser Él.”

A lo largo de esta semana iremos recordando diferentes gestos, acciones e iniciativas con las quela Comunidad Cristiana Primitiva dio testimonio de Jesús muerto y resucitado.

«Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo» (v.8).  Como diacono tenía la función de ayudar a atender las necesidades de la comunidad. En él se hacían vida las palabras de Pablo VI a los ministros que iban a ser ordenados:«Nosotros hacemos coincidir en nuestro carácter representativo y ministerial las diversas categorías que componen la comunidad cristiana: los niños, los jóvenes, la familia, los trabajadores, los pobres, los enfermos y también los lejanos y los adversarios. Nosotros somos el amor que une a las gentes de este mundo. Somos su corazón. Somos su voz, que adora y ruega, que goza y llora. Nosotros somos su expiación (Cf. 2 Cor 5, 21). Somos los mensajeros de su esperanza. »

Tal vez sea oportuno recordar que el lugar del martirio de san Esteban, en Jerusalén, se sitúa tradicionalmente fuera de la puerta de Damasco, al norte, donde se encuentra precisamente la Iglesia que lleva su nombre, junto a la cual está laEscuela bíblica y arqueológica de los dominicos. También hoy la predicación está llamada a  la experiencia del Resucitado para ayudarnos a crecer en la fe, a asumir con valentía los desafíos del presente y a nutrirnos con la sabiduría del Evangelio.

Buscar a Jesús

En el evangelio hemos visto cómo la gente busca a Jesús, al día siguiente de la multiplicación de los panes. ¿Qué motiva esta búsqueda? ¿Cuáles son las necesidades más profundan que solo el encuentro con Jesús podrá saciar? Es importante hacernos estas preguntas, porque si no podemos quedarnos en búsquedas que son superficiales, que se quedan en lo inmediato, en lo emotivo pero que no nos ayudan a crecer y renovar nuestra fe.

El discurso del pan de vida, del evangelio de Juan, nos brinda la oportunidad de abrirnos al misterio de la persona de Jesús. Como afirma Alberto Benito: «Juan pone en labios de Jesús no lo que Jesús dijo, sino lo que Jesús es; pan de vida, camino, verdad. Las palabras del Jesús de Juan son verbalizaciones de la naturaleza y del significado de Jesús. La verdad de esas palabras no hay que situarla en la forma reproductora sino en el fondo reproducido. La gente iba en busca de Jesús, pero en realidad no le buscaba a él, buscaba sus dones.»

El tiempo de Pascua nos brinda la oportunidad de buscar a Jesús con mayor profundidad, renovando nuestra fe en Él.

Recordemos que "creer", significa en los escritos joánicos, colocar el entendimiento (mente), el afecto (corazón) y las manos (acción) al servicio de Dios para realizar su obra vivificadora: dar vida en plenitud (vida eterna) a todos los seres humanos.

Que Jesús sea el alimento de nuestra vida. Que tengamos hambre de lo que el soñó para la humanidad. Que hagamos vida sus enseñanzas con nuestras acciones y opciones de cada día.