Corazón amantísimo
de Jesús digno de todo amor y de toda mi adoración; movido por el deseo de reparar y de
lavar las ofensas graves y numerosas hechas contra ti, y para evitar que yo mismo me
manche de la culpa de la ingratitud, te ofrezco y te consagro enteramente mi corazón, mis afectos,
mi trabajo y todo mi ser.
Por cuanto son
pobres mis méritos, ¡oh Jesús!, te ofrezco mis oraciones, mis actos de penitencia, de
humildad, de obediencia y de las demás virtudes que practicaré hoy y durante mi vida
entera hasta el último suspiro.
Propongo hacer todo
por tu gloria, por tu amor y para consolar a tu Corazón. Te suplico aceptes mi humilde
ofrecimiento por las manos purísimas de tu Madre y Madre mía María.
Dispón de mí y de
mis cosas, Señor, según el beneplácito de tu Corazón. Amén.
26.
- DEVOCIÓN A LA VIRGEN
Jesús antes de
morir, dio su testamento. En medio de la agonía contempla al discípulo predilecto y le
dice: "He aquí a tu madre". Por su última voluntad, María se convierte en
madre de todos.
Jesús, que amaba
perfectamente a su madre, se mostró siempre sometido y obediente a ella.
Todas las gracias
del Señor vienen a ti por su mediación. Y si la estimas. ¿Cómo tratas de amarla? Un
hijo que dice amar a su madre y después la ofende no es sincero; es un mal hijo. ¿Y tú
no ofendes a la Virgen con tus faltas de amor?
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