Parroquia de San Pedro de Bande
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viernes, 10 de agosto de 2018
NOVENA A LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA
ORACIONES PARA TODOS
LOS DÍAS
Por la señal, etc. Oración
de San Bernardo para empezar todos los días.
Acordaos, oh piadosísima
Virgen María, que jamás se ha oído decir
que uno solo de cuantos han acudido a vuestra protección
e implorado vuestro socorro, haya sido desamparado. Yo, pecador,
animado con tal confianza, acudo a vos oh Madre, Virgen de las
vírgenes: a vos vengo, delante de vos me presento gimiendo.
No queráis, oh Madre del Verbo, despreciar mis palabras;
antes bien, oídlas benignamente y cumplidlas. Amén.
DÍA CUARTO
Comenzar con la oración
de todos los días. Oración
antigua de autor anónimo. Ven,
oh gloriosa Reina María; ven y visítanos; ilumina
nuestras almas dolientes y danos el vivir santamente. Ven, salud
del mundo, a lavar tantas manchas que nos afean, a disipar tantas
tinieblas que nos envuelven. Ven, Señora de los pueblos,
y apaga estas llamas de concupiscencia que nos abrasan, arrójanos
el manto de tu pureza y señala el seguro camino que nos
ha de llevar al puerto. Ven a visitar a los enfermos, a fortalecer
a los débiles, a dar firmeza a los que fluctúan
entre mares de dudas. Ven, estrella, luz de los mares, e infúndenos
paz, gozo y devoción. Ven, oh cetro de reyes, poderío
de las naciones, y vuelve al seno de la fe, al amor y vida de
su unidad, a las muchedumbres extraviadas que no conocen lo que
conviene a su salud. Ven, trayéndonos en tus manos los
dones de tu casto, eterno esposo, el Espíritu Santo, para
que vivamos por su lumbre y calor, y sean nuestro sustento aquellos
frutos eternos que nos han de merecer entrar en la unidad de
la vida bienaventurada. Amén.
Oración
final para todos los días. ¡Oh santísima
Señora, excelentísima Madre de Dios y piadosísima
Madre de los hombres! Después de Dios, tú eres
la única esperanza de los pecadores y la mayor confianza
de los justos. La Iglesia te llama vida, dulzura y esperanza
nuestra, y todos los pueblos ponen en ti sus ojos, esperando
de ti todas las gracias. Nosotros también, dulce abogada,
acudimos a ti en estos días, instándote para que
nos oigas y concedas las gracias que te pedimos. Danos, en primer
lugar, un amor sincero a tu divino Hijo, observando su santa
ley cristiana; alcánzanos también la salud del
cuerpo y la serenidad del espíritu, la paz en la familia
y la suficiencia de medios para la vida; concédenos, en
fin, una santa muerte en la santa Iglesia católica. ¡Oh Virgen, que superas
toda alabanza! Todo lo que tú quieres, lo puedes ante
Dios, de quien eres Madre; y, aun cuando nosotros somos pecadores,
tú eres dulce madre del Redentor y dulce madre nuestra,
y puedes abogar por tus hijos pequeños y pecadores ante
tu Hijo altísimo y redentor; a tu nombre se abren las
puertas del cielo; en tus manos están todos los tesoros
de la divina misericordia; óyenos, oh plácida Virgen
y Madre, y, si nos conviene, concédenos las gracias que
te pedimos en esta novena. Petición. Santa María, socorre a los desgraciados,
ayuda a los pusilánimes, reanima a los que lloran, ora
por el pueblo, intervén por el clero, intercede por las
mujeres consagradas, sientan tu auxilio todos los que celebran
tu santa festividad. Ruega por nosotros, Santa Madre
de Dios. Para que seamos dignos de alcanzar
las promesas de Jesucristo. Oración. Concédenos, por favor, Señor
Dios, que nosotros, tus siervos, gocemos de continua salud de
alma y cuerpo y, por la gloriosa intercesión de la bienaventurada
siempre Virgen María, seamos libres de las tristezas de
la vida presente y disfrutemos de las alegrías de la vida
eterna. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
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