Parroquia de San Pedro de Bande
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sábado, 11 de agosto de 2018
NOVENA A LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA
ORACIONES PARA TODOS
LOS DÍAS
Por la señal, etc. Oración
de San Bernardo para empezar todos los días.
Acordaos, oh piadosísima
Virgen María, que jamás se ha oído decir
que uno solo de cuantos han acudido a vuestra protección
e implorado vuestro socorro, haya sido desamparado. Yo, pecador,
animado con tal confianza, acudo a vos oh Madre, Virgen de las
vírgenes: a vos vengo, delante de vos me presento gimiendo.
No queráis, oh Madre del Verbo, despreciar mis palabras;
antes bien, oídlas benignamente y cumplidlas. Amén.
DÍA QUINTO
Comenzar con la oración
de todos los días. Oración
de San Sofronio (siglo VII).
Patriarca de Jerusalén. Amansa,
oh piadosa Madre, las olas de tristeza y de congoja que combaten
mí corazón; apaga las llamas enemigas que me cercan;
embota los dardos que manos crueles vienen arrojando contra mi
alma, amenazando atravesarla y envenenarla y meter en ella la
muerte. Oh alegría bienaventurada, oh paz, oh serenidad
de los que te invocan, oh escudo y fortaleza de tus fieles servidores,
ven y tiende tu mano sobre las llagas recibidas y sobre las angustias
que me atormentan; da suavidad y paz a mi
entendimiento, para que mi lengua engrandezca siempre la alteza
de la merced recibida. Devuélvenos en lluvias de gracias
las alabanzas que te dirigimos; abre ese manantial de gracias
que por nosotros quiso encerrarse en ti y no vivamos ya entre
noches, incertidumbres y temores; a ti seremos deudores de mercedes
que jamás labios humanos podrán agradecer ni ponderar.
Amén.
Oración
final para todos los días. ¡Oh santísima
Señora, excelentísima Madre de Dios y piadosísima
Madre de los hombres! Después de Dios, tú eres
la única esperanza de los pecadores y la mayor confianza
de los justos. La Iglesia te llama vida, dulzura y esperanza
nuestra, y todos los pueblos ponen en ti sus ojos, esperando
de ti todas las gracias. Nosotros también, dulce abogada,
acudimos a ti en estos días, instándote para que
nos oigas y concedas las gracias que te pedimos. Danos, en primer
lugar, un amor sincero a tu divino Hijo, observando su santa
ley cristiana; alcánzanos también la salud del
cuerpo y la serenidad del espíritu, la paz en la familia
y la suficiencia de medios para la vida; concédenos, en
fin, una santa muerte en la santa Iglesia católica. ¡Oh Virgen, que superas
toda alabanza! Todo lo que tú quieres, lo puedes ante
Dios, de quien eres Madre; y, aun cuando nosotros somos pecadores,
tú eres dulce madre del Redentor y dulce madre nuestra,
y puedes abogar por tus hijos pequeños y pecadores ante
tu Hijo altísimo y redentor; a tu nombre se abren las
puertas del cielo; en tus manos están todos los tesoros
de la divina misericordia; óyenos, oh plácida Virgen
y Madre, y, si nos conviene, concédenos las gracias que
te pedimos en esta novena. Petición. Santa María, socorre a los desgraciados,
ayuda a los pusilánimes, reanima a los que lloran, ora
por el pueblo, intervén por el clero, intercede por las
mujeres consagradas, sientan tu auxilio todos los que celebran
tu santa festividad. Ruega por nosotros, Santa Madre
de Dios. Para que seamos dignos de alcanzar
las promesas de Jesucristo. Oración. Concédenos, por favor, Señor
Dios, que nosotros, tus siervos, gocemos de continua salud de
alma y cuerpo y, por la gloriosa intercesión de la bienaventurada
siempre Virgen María, seamos libres de las tristezas de
la vida presente y disfrutemos de las alegrías de la vida
eterna. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
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