sábado, 18 de octubre de 2025

LECTURAS Y MEDITACIÓN DEL DÍA

 



Primera lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 4, 10-17b

Querido hermano:
Dimas me ha abandonado, enamorado de este mundo presente, y se marchó a Tesalónica; Crescente, a Galacia; Tito, a Dalmacia; Lucas es el único que está conmigo. Toma a Marcos y tráelo contigo, pues me es útil para el ministerio. A Tíquico lo envié a Efeso.

El manto que dejé en Tróade, en casa de Carpo, tráelo cuando vengas, y también los libros, sobre todo los pergaminos.

Alejandro, el herrero, se ha portado muy mal conmigo; el Señor le dará el pago conforme a sus obras. Guárdate de él también tú, porque se opuso vehementemente a nuestras palabras.

En mi primera defensa, nadie estuvo a mi lado, sino que todos me abandonaron. ¡No les sea tenido en cuenta!

Mas el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que, a través de mí, se proclamara plenamente el mensaje y lo oyeran todas las naciones.

Salmo de hoy

Salmo 144,10-11.12-13ab.17-18 R/. Tus santos, Señor, proclaman la gloria de tu reinado

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.

Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R/.

El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 10,1-9

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.

Y les decía:
«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.

¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.

Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa”. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.

Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa.

Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles: “El reino de Dios ha llegado a vosotros”».

Evangelio de hoy en audio

Reflexión del Evangelio de hoy

“El Señor estuvo a mi lado”

En la primera lectura, San Pablo nos pone de manifiesto sus luchas, sentimientos y su convivencia con los hermanos que le acompañan y le siguen en el camino de la fe. También, reiteradamente, reconoce cómo la fuerza de Dios ha estado con él en todas sus dificultades, confiando plenamente en el Señor y destacando que Él es el único que puede realizar una verdadera justicia, porque la de los hombres es frágil y limitada por culpa del pecado.

No obstante, San Pablo conserva un corazón limpio, ya que, por la gracia del Señor supo perdonar y continuar proclamando el Evangelio a todas las naciones. Simplemente, debemos acogernos con delicadeza, cariño, respeto cristiano, como el mismo Señor nos acoge tal y como somos.

¡Qué gratificante es perdonar, disculpar y amar! No nos debemos desanimar a la hora de dar testimonio como cristianos, con valentía, porque ante las contrariedades, Jesús siempre estará con nosotros y pondrá en nuestro corazón y en nuestros labios lo que debemos decir.

“El Reino de Dios ha llegado a vosotros”

En este pasaje evangélico se refleja o se deja entrever, que el Señor confía más en nosotros, que nosotros en Él, ya que, sin mucha preparación y con bastantes limitaciones, envía a sus discípulos como embajadores suyos, para predicar la “Buena Noticia”.

Aunque, la mies es abundante y los obreros pocos, el Señor sigue pidiendo que confiemos en Él, porque la obra de la salvación es suya, no obstante, no quiere hacerla sin sus instrumentos, que somos cada uno de nosotros; tampoco desea que nos apoyemos en nuestras seguridades, sino sólo en Él, aún en medio de la oscuridad, el peligro, el hambre o la dificultad, porque Él está por encima de todos estos obstáculos. Anhela y espera que nos lancemos a sus brazos providentes y misericordiosos y nos pongamos en camino, sin descentrarnos ni distrayéndonos con nada que pueda dificultar esta predicación de la persona de Jesucristo.

El anunciar a Jesucristo, su Evangelio, es un mandato, un envío, no vamos por propia iniciativa ni tampoco vamos a donde pretendemos o de la manera que queramos. El Señor nos pide ir de dos en dos, en Comunidad, nunca en solitario.

Unos de los mayores distintivos de los seguidores del Señor, es que tienen paz en ellos y crean paz a su alrededor. Cuando sientes tristeza, zozobra y angustia es que el demonio acecha para perderte y para que desconfíes del Señor.

Un verdadero cristiano no exige nada, sino que acoge y da con gratitud, porque sabe que todo es don de Dios, no una recompensa a su esfuerzo y sacrificio. Si esto lo vivimos en plenitud, dejando al Espíritu Santo, que siga haciendo su obra en cada uno, entonces, el Reino de Dios ha llegado a nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario