martes, 7 de octubre de 2025

LECTURAS Y MEDITACIÓN DEL DÍA

 



Primera lectura

Lectura de la profecía de Zacarías 2, 14-17

Alégrate y goza, Sion,
pues voy a habitar en medio de ti
—oráculo del Señor—.

Aquel día se asociarán al Señor
pueblos sin número;
ellos serán mi pueblo,
y habitaré en medio de ti,

Entonces reconocerás
que el Señor del universo
me ha enviado a ti.

Judá será la herencia del Señor,
su lote en la tierra santa,
y volverá a elegir a Jerusalén.

¡Silencio todo el mundo
ante el Señor que se levanta
de su morada santa!

Salmo de hoy

Salmo Lc 1, 46b-47. 48-49. 50-51. 52-53. 54-55 R/. El Poderoso ha hecho obras grandes en mí: su nombre es santo.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador. R/.

Porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitaran todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es santo. R/.

Y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón. R/.

Derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos. R/.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres–
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. R/.

Evangelio del día

Lectura del Santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.

El ángel, entrando en su presencia, dijo:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».

Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo:
«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».

Y María dijo al ángel:
«¿Cómo será eso, pues no conozco varón?».

El ángel le contestó:
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, "porque para Dios nada hay imposible"».

María contestó:
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».

Y el ángel se retiró.

Evangelio de hoy en audio

Reflexión del Evangelio de hoy

La Iglesia tiene hoy un recuerdo especial a María, expresado en esa popular devoción del Rosario. Devoción que sigue viva y ha permitido mantener la fe de pueblos a los que se les impidió la presencia de sacerdotes, devoción que manifiesta el amor a María. Son muchos los pueblos que hoy festejan a la Madre de Dios de forma solemne.

La familia dominicana celebra con especial alegría esta fiesta tan unida a la historia de la propia Orden. Devoción que tiene sentido porque como afirmaba el Papa Francisco "rezando el Avemaría, somos conducidos a reflexionar sobre los momentos centrales de su vida (la de Jesús), para que, como para María y para San José, Él sea el centro de nuestros pensamientos, de nuestras atenciones y de nuestras acciones". Esa es la grandeza del Rosario.

"Alégrate y goza"

El texto del profeta Zacarías, que hoy leemos, es una invitación a la alegría y tiene pleno sentido ante lo que se anuncia. La experiencia del destierro ha dejado en el pueblo la desconfianza y la desolación, también el interrogante: ¿está Dios con nosotros? Una experiencia dura donde se ponen a prueba la fe y la confianza en Dios.

Los que regresaban del destierro necesitaban anclajes donde apoyar su fe, su identidad como pueblo. Una necesidad que significaba recuperar lo que el destierro había destruido. El profeta anuncia tiempos nuevos. Jerusalén será reconstruida y Dios vendrá a habitar en medio de su pueblo.

La recuperación de la ciudad implica volver a sentirse como pueblo que cuenta con ese lugar sagrado donde expresar su fe. Y en ello va el sentirse pueblo elegido donde Dios se ha hecho presente. Curiosamente esa presencia no será un reducto del pueblo elegido, acogerá también a los que proceden de otros pueblos y así “serán también pueblo mío”.

Un texto de perspectiva universalista, un mensaje consolador envuelto en un tono de alegría. La esperanza vuelve a resurgir en el pueblo, las palabras del profeta son anuncio de la presencia de Dios que no abandona a su pueblo.

Este texto de Zacarías leído en esta fiesta enlaza con lo que nos contará Lucas en el Evangelio. Esa presencia anunciada de Dios se hará realidad en la persona de Jesús. Nosotros constituimos ese nuevo pueblo de Dios donde él está presente. La invitación a la alegría tiene para todo cristiano pleno sentido. La presencia de Dios es siempre motivo para renovar la fe, desde la seguridad de que Él nunca nos abandona.

"Hágase en mí según tu palabra"

El relato de la Anunciación nos acompaña frecuentemente en las fiestas de la Virgen. Es un texto admirable donde queda patente la valentía, la sensibilidad y la fe de María. El saludo del ángel la desconcierta y provoca en ella una serie de preguntas, propias de una situación inesperada. No rechaza la razón y, tras la turbación inicial y la explicación del ángel, con naturalidad pregunta: “¿Cómo será eso pues no conozco varón?”. La pregunta de María es lógica y la respuesta del ángel completa el diálogo de forma sencilla.

María asume el mensaje y acepta la propuesta de Dios y pronunciará esa frase definidora de su fe: “Aquí está la esclava del Señor, que me suceda según dices”. Son palabras expresión de una fe honda y una seguridad en la acción de Dios en ella. Esa decisión condicionará su vida para siempre.

El paso dado por la Virgen supone someter su vida al cumplimiento de la misión encomendada. Las explicaciones que ella ha pedido no van más allá de lo que le proponen. La fe de María acoge con decisión su misión sin dudar ni sopesar las consecuencias del paso dado. La fe profunda de María se expresa en esas palabras. Ahí queda de manifiesto su confianza en Dios. Todo lo que pueda suceder posteriormente será asumido como parte de la respuesta dada con sencillez y confianza. Será la madre del Redentor. Un paso trascendental en la historia de la humanidad: Dios habitará en su seno y la convertirá en “su” madre. Será la madre del Mesías esperado y así se convertirá también en madre de todos los hombres.

Ante el texto de la Anunciación podemos pensar en nuestra reacción ante las propuestas que el mismo Jesús hace. Los hombres pedimos con frecuencia condiciones para pronunciar nuestro sí a esas propuestas. Queremos conocer las consecuencias de nuestras decisiones y así poder aceptar o rechazar lo que Él ofrece. En esta fiesta de María, merece la pena aprender a confiar en Dios y asumir su voluntad desde la sencillez y la generosidad de María, sabiendo que en esa entrega expresamos realmente nuestra fe.

Los misterios del rosario son el recuerdo que nos conduce a reflexionar sobre los momentos centrales de la vida de Jesús, para que, como para María y para San José, Él sea el centro de nuestros pensamientos, atenciones y decisiones.

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